El Navegante

 

La parte marítima de este viaje te da la oportunidad de contemplar otro aspecto de la personalidad de la gente: su relación al mar y a la navegación.

Por cierto algunos desafortunados aguantan mal el balanceo del barco y pasan más tiempo controlando las tripas que contemplando el paisaje.

Entre los demás quiero celebrar especialmente al estoíco que se instala en cualquier sitio, se agarra a lo que sea y soporta la prueba sin decir una palabra pero pensando que incluso las cosas malas se acaban un día.

Luego viene el grupo de los adaptables.
No están en su elemento pero no tienen miedo y el titubeo al desplazarse es tema de risa. Estos simplemente aprovechan el momento.

Algunos navegaron ya. Les gusta el viento, les gusta que salte el barco. Ya contemplaron que el tiempo era clemente y lamentan que no sea posible instalarse de mascarón de proa para sentir más saltos, más viento, más agua, más... todo.

Por fín vienen los mutantes: seres muy terrestres de fábrica pero ya muy maritimos por su afición al buceo o a la navegación.
¡ Éstos están en su salsa!
Por cierto intentan suavizar el momento para los que no son capaces de disfrutarlo pero también observan por si detectan otro hermano mutante.

 

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