El Etnólogo

 

Basicamente el etnólogo se divierte en cualquier sitio.

Basta con que tope con algún detalle que sea diferente de lo que ve en su contexto habitual y se lo pasa bomba.

Ponle por ejemplo en frente de una televisión mexicana.
Si le toca en este momento algunos de estos programas de televenta, y si además el producto del día es un conjunto de herramientas que permiten realizar en un santiamen peinados rebuscados, nuestro etnólogo, que por otro lado no suele peinarse muy a menudo, se meterá enseguida en una tesis de varios volúmenes sobre la condición femenina en un país en donde todavía no tienen claro que "macho" no es mucho.

Dejale un rato estudiar la prensa local y te soltará toda una teoría sobre la relación entre el desarollo cultural de un país y la calidad de sus periódicos.

Lo más perverso consiste probablemente a dejar que conviva con una pandilla de fotoadictos y a sugerir que estudie el tema de la fotografía como proyecto personal.

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