El ecoturista vió
en un folleto que este viaje le daría la oportunidad de
descubrir un medio natural todavía preservado de los ataques
de la civilización y por eso se apuntó.
Ya pasó horas
y horas navegando por Internet, recopilando informaciones, escudriñando
fotos y guías de todas clases y aprovecha el vuelo de ida
para repasar las últimas páginas pilladas al azar.
Alumno aplicado del
cactólogo, se distingue también por su capacidad
de adaptación a cualquier medio natural: gorra de explorador,
crema blanca que protege del sol, camina con el extracto de la
enciclopedía de los cactos en quince volúmenes,
se para delante de cada especie y compara la realidad constatada
con el discurso académico.
El encuentro con las
ballenas le da otra oportunidad de confrontar la realidad y su
representación conceptual de estos monumentos que de momento
solo había contemplado desde un barco grande y con prismáticos.
Ponle en medio de una
gran variedad de pájaros y enseguida concentra su atención
sobre las diferentes especies y su cohabitación en el mismo
ecosistema.
También es capaz
de interesarse a la parte histórica del viaje, visitando
las misiones o demás edificios especiales.
Su curiosidad generalista
resulta contagiosa y contribuye a reducir la pereza intelectual
de unos cuantos.