Este tipo de viaje
resulta ideal para el contemplativo.
Son tantas las cosas
por contemplar,
Son tantas las preguntas que aparecen al interesarse a cualquier
peculiaridad local,
Son tantos los momentos para evadirse sin moverse...
¡El contemplativo
no se lo puede perder!
¿Horas sentado
en el coche? ¡A recorrer algún sendero interior todavía
desconocido!
¿Pausa fotográfica?
¡A contemplar el paisaje!
¿Ataque de verborragia
en el asiento número 4? ¡A ahorrar las palabras un
ratito más!
Alguno dirá
que el contemplativo parece relativamente asocial pero no es así.
Está sin estar mientrás estando pero si eres capaz
de sintonizar con él verás que la calidad de sus
silencios te acompaña con cariño.