El amante de las ballenas

 

La ballena es un animal que ocupa un sitio especial en lo imaginario de los humanos: monstruo sin piedad frente al Capitán Ajab, víctima de los barcos-talleres en otros sitios, animal impresionante por su tamaño y su agilidad en el agua, especie amenazada de desaparición, sin olvidar el dibujito con surtidor incluido pegado sobre los azulejos del cuarto de baño...

Algunos deciden ir más allá y se meten en un viaje-iniciación cuya ceremonia principal es precisamente el encuentro con las ballenas.

La magía empieza cuando a lo lejos se divisan surtidores. ¡Allí están!

De vez en cuando aparece una cabeza, otras veces una cola, pero con la distancia, la ballena sigue siendo un concepto.

La emoción aumenta cuando el barco se acerca.
Mama ballena aparece con su ballenato a unos veinte metros y el concepto se transforma poco a poco en realidad : uno no capta todavía el tamaño de estos animales pero queda claro que si fueran agresivos, nuestro frágil cascarón de nuez no resistiría.

Estos seres pacíficos son también muy juguetones.
Se acercan a los barcos, aparecen por un lado, se hunden, emergen donde menos los esperas, dan vueltas y vueltas en un asombroso baile amistoso. A veces pasan debajo de algún barco y dejan que estos minúsculos humanos contemplen su tamaño.

Maravillosa lección de confianza, de respeto y de bondad con estos seres destructores que son demasiado a menudo los humanos...

 

Este primer encuentro no deja indiferente y provoca varias reflexiones.

Algunos celebran la capacidad de adaptación de estos animales, mamíferos, que desarollaron estrategías sofisticadas para sobrevivir en un medio que no es el suyo: el agua.

Otros se quedan con el deseo de acercarse más y si hay suerte de acariciar a uno de estos seres que parecen tan tiernos.


© Xavier Mulet

Uno de estos soñadores repitió el viaje a Baja California y Doña Ballena recompensó su perseverancia: no sólo se dejó acariciar sino tambien le dió tremendo beso, en los morros.

Yo llegué a olvidar que no me gusta el agua y que me asusta la idea de bucear. Este bicho tan tierno me tranquiliza y estoy segura que si me tiro al agua con Doña Ballena, ella controlará todo para que no le pase nada al pez tan torpe que soy yo.

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