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Ya no recuerdo cómo encontré las novelas de esta chica. Sé que en una vida paralela anda de arqueóloga. Sé que me gustó esa cara inteligente y traviesa. Sé sobre todo que sus novelas policíacas tienen algo especial. A veces me pregunto si no será porque practica la escritura un poco como un juego, sin pretensiones. ¡ Quizás !

Esta novela me gustó porque actualiza asombrosamente viejas leyendas francesas. La bestia del Gévaudan, el "loup-garou", se cruzan, se mezclan, se pierden, y sale una nueva historia.

No tengo ganas de contársela. De alguna forma, sería quitarle parte del encanto a este libro. Pero no puedo resistir al placer de compartir unas líneas que me gustaron mucho. Así que aquí viene un cuento tal como lo narra uno de los personajes...

"- Al principio del mundo, empezó Soliman, el hombre tenía tres ojos.
- ˇ Leche ! dijo Veilleux. No fastidies con tus historias. Estate quieto.
- Lo veía todo, prosiguió Soliman, imperturbable. Veía muy lejos, muy claro, veía de noche y veía los colores que están debajo del rojo y encima del violeta. Pero no veía nada en los pensamientos de su mujer, y eso ponía al hombre muy melancólico y a veces loco. Entonces el hombre fue a suplicar al dios del pantano. Este le advirtió pero tanto y tanto le suplicó el hombre que finalmente, el dios, cansado, accedió a su deseo. Desde ese día, el hombre sólo tuvo dos ojos y vió en los pensamientos de su mujer. Y tanto le sorprendió lo que descubrió en éstos que ya no vió claro el resto del universo. Es por eso por lo que, hoy en día, los hombres ven mal."